Florencia Matutis: «La mujer compra 10 veces más anteojos que el hombre porque sigue la moda»

Optimista por sobre todas las cosas, y a la vez realista, la profesional de carrera en óptica, analiza su vida comercial repasando las crisis económicas argentinas que con las que, lamentablemente, los argentinos conviven cíclicamente, pero, no se desanima y deja un mensaje positivo: “Hay que ser cautelosos y responsables porque vamos a salir adelante, hay que ponerle garra”.

¡Pasen! Se oyó desde el fondo del local. Caminamos unos pasos y enseguida escuchamos: ¡Hola!, ¡bienvenidos a mi casa! Fueron las primeras palabras de Florencia Matutis minutos antes de las 16 de un miércoles caluroso de diciembre en “La Óptica”, su casa como ella la define; en Av. Carlos Arroyo 32, a su comercio donde desde hace más de 3 décadas pasa gran parte de las horas del día, donde muchas personas subieron de la “categoría” clientes y viajantes a la de amigos.

Si tuviésemos que describir a “la socia del mes”, protagonista de las clásicas entrevistas, podemos definir a Florencia (M) como la “dueña de un optimismo resiliente”.

 Su templanza fue eje en la nota realizada a horas de haber asumido la nueva administración federal y, lo que para gran parte de la sociedad es incertidumbre por las medidas que viene tomando el gobierno del presidente, Javier Milei, para ella como para otro gran sector del tejido social, como quedó en evidencia en las urnas, es una nueva oportunidad, pero, en lo personal, Florencia manifiesta: “Pasamos por todas las economías del país. Estuvimos con Menem, De La Rúa, estuvimos con todos los cambios que existieron, la ‘hiper’, el ‘corralito’ y, siempre se sale».

«Gracias a Dios los argentinos en ese sentido tenemos una coraza que nos hace enfrentar las realidades de nuestro país permanentemente y salir airosos; siempre hay que encarar porque la salida está”, dijo matutis

“Hay que cuidarse, adaptarse, pero siempre se sale, aunque, no te permite programar mucho, Argentina es así. Hay que ir haciendo cosas de forma gradual porque nunca se sabe qué puede pasar, lo cual no significa que uno no pueda crecer. Uno puede crecer tranquilamente con responsabilidad y cuidado”.

Inevitable, anecdótico y reflexivo. Así podemos catalogar estos primeros momentos de la nota, ya que, conocer la historia del comercio, su desarrollo, presente y futuro, indagar sobre su visión respecto de la vida institucional y la injerencia de la Cámara de Comercio, Industria y Servicios en las personas que hacen a esta entidad que la conforman es central en la propuesta de la misma en otro momento de acercamiento al socio.

En este punto Florencia (M) tiene una opinión formada al respecto. “Escuché decir muchas veces decir cosas sobre la Cámara de la gente como que la Cámara no acompaña al socio, para quién trabaja, y, yo no lo veo así. Veo que acompaña al comercio y está atenta a sus necesidades.

Siempre me sentí acompañada, de hecho, comercialmente tengo una duda y llamo a Rolando (Ferrari), le pregunto qué pasa con tal cosa; no me siento desprotegida.

A veces pasa por uno. La Cámara no te va a ir a buscar, uno tiene que acercarse y preguntar, consultar. Nos gusta saber de todo, pero colaborar poco”, precisa.  “Institucionalmente la gente habla mucho, pero se compromete poco, es una realidad y no sé si es propia del pueblo, pero si, las instituciones están habidas de gente para laburar y no hay nadie, pero a la hora que resuelven algo la gente se opone”.

Y también tiene recuerdos de su paso por ella como de tantos colaboradores que hacen que mantenga el prestigio y la reputación de parte de la gente. “Hace una vida que soy socia de la Cámara; formé parte durante mucho tiempo, sobre todo en la época en la que la entidad organizaba la Fiesta Nacional del Girasol. Trabajé con Cerdá, Sadovsky, Alonso, Garaycochea, Ilardo; gente divina que laburaba por el pueblo con mucho entusiasmo con la camiseta puesta”.

Expuesto lo propio, comenzamos a conocer cuál es el recorrido comercial que viene desarrollando desde el 25 de mayo de 1992 cuando abrió sus puertas.

“Paso gran parte del día acá. Hay una historia, una clientela que al principio era chica y, hoy son hombres de familia, gente que en su momento estaba activa laboralmente y hoy son `los abuelos de La Óptica´”, así resume, en parte claro está, sus días en su segunda casa.

“Inicié con La Óptica después de haber trabajado en Buenos Aires”, cuenta y sigue rememorando que “profesionalmente tuve momentos de disgustos; un problema laboral con un médico me marcó muchísimo en la vida y, a raíz de ese enfrentamiento que hubo estudié y soy optómetra, lo cual me sirvió muchísimo, pero por temas de litigio con la medicina no puede salir a la luz la carrera, pero me sirvió mucho en el campo de contactología y de manejo del negocio. Me dio mucha cancha dentro de la profesión para ampliar mis conocimientos básicos que tenía de óptica.

No se puede ejercer por no estar autorizada, pero trabajo muchísimo gracias a lo que aprendí”, puntualiza y valora lo sucedido que capitalizó para fortalecerse y crecer.  

Tras mencionado episodio, “Flor” como la conoce Casares, también se esforzó, siempre un poco más para seguir por esa senda. “Hice un sacrificio muy grande para estudiar. Cerraba La Óptica los jueves y cursaba en Buenos Aires viernes y sábado todo el día durante tres años. Fue algo riquísimos, no me arrepiento de haberlo hecho”, refuerza.

Y toda esa dedicación, además de hacerla instalarse y crecer en el medio le valió otros buenos frutos porque, “a raíz del comercio, en muchos casos, la relación cliente y óptico se transformó en amistad que hoy perdura. Lo propio sucede con los viajantes; quizás las líneas de lentes cambian, no son de mi agrado, pero pasan a saludar, a tomar mates, a charlar y no está el compromiso de comprar porque hay amistad. Eso es impagable”.  

Pero como en la vida misma, tal como marca el dicho popular “no todo es color de rosa”, el país hoy vuelve a poner a los argentinos en un lugar de incertidumbre y cautela.

“Es un momento difícil para el emprendedor y para uno también, pero, uno que está instalado, no es tan arriesgado porque tiene un lugar formado y armado, una base, pero el sol sale para todos. Hay que ser responsable y animarse. Ser ordenado es parte de la responsabilidad”, reflexiona y comenta. Y en ese análisis también se pregunta cómo me paro y cómo encaro está ola.

Por eso, respecto de si en algún momento las cíclicas crisis económicas del país habían frenado sus proyectos, Florencia fue tajante al responder con un rotundo no. “No. Me he adaptado. Es cuestión de conciencia e ir analizando qué y hasta dónde conviene arriesgar, pasa ahora mismo también eso, es pensar cómo se encara el año que viene, es ordenarse siendo responsable”, insiste con la clave que la llevó con amor por su profesión, trabajo y responsabilidad a ser unas de las ópticas más concurridas de la ciudad.

El reloj seguía corriendo. Habían pasado ya 10 minutos de una amena charla y la hora de apertura comercial estaba cada vez más cerca, pero, las vivencias y opiniones interesantes nos hicieron extender y, así se dio la última parte de la nota, en un ida y vuelta de preguntas y respuestas más concretas porque si o si, 16:30 hs. las cortinas se abrían las puertas y la clientela iba en demanda de sus productos.

¿Se vende más el lente de sol en la época estival a la que estamos ingresando?

“Se vende todo el año, pero sí, más en esta época. Y está la gente que lo toma como accesorio y otra como necesidad”.

Respecto de los modelos nuevos que van surgiendo año a año y teniendo en cuenta que la economía está rearmándose, una vez más, ¿cómo se maneja la situación a la hora de invertir para el catálogo?  

“Uno es vicioso del modelo porque ve el anteojo y se enamora, porque la realidad es lo que a uno le gusta”.

Quedémonos por un segundo en este punto. ¿Cómo es el tema de las modas?

“Mirá, la moda de ahora es muy jugada, muy puntuda, grandota y en eso, uno -en estos tiempos- tiene que ser consciente también porque siempre está la posibilidad de que la venta se frene; por eso hay que ir paso a paso”.

¿Mujeres u hombres?, ¿quién compra más lentes de sol?

“Me lo preguntas a propósito (Risas) porque la mujer compra 10 veces más que el hombre, ya que sigue la moda, siempre tiene algo que objetarle al anteojo anterior para comprar uno nuevo. El hombre lo sigue usando. También está la otra realidad; el hombre te hace sacar tres anteojos y la mujer 25 y sigue indecisa”.

¿Y en caso cómo se define la situación?

“Dejo que la gente elija y cuando está entre las opciones que quedan doy mi idea profesional, de moda, de fisonomía, de qué le conviene y es armonioso para su rostro y, después el cliente termina decidiendo”.

¿Cómo ves el comercio de Casares en general?

“Personalmente trabajo y crecí muchísimo. Estos últimos meses veo una recesión a conciencia de ver dónde me paro, lo mismo que me pasa a nivel comercio le pasa a la economía del hogar, es lo que hace la gente a nivel familia y personal; ver cómo barajan ahora y ver lo que sale, cómo sigo con lo mi ingreso, con mi vida, como voy, pero hay cosas que son básicas y depende de la necesidad; hay gente que no puede levantarse de la cama sin el anteojo, y otras que pueden hacerlo pasar a un segundo plano dependiendo de la prioridad de uso. Pero insisto, se trabaja mucho gracias a Dios”.

Los precios corren al ritmo de la inflación, ¿también en los lentes?

“Es de locos. Creo que a nivel país hay que rever quién es quién para ver la manija que les dan a los precios.

Desde las elecciones al 10 de diciembre semanalmente teníamos cambios de precios en las listas no tanto en el armazón, sino más bien en cristales; uno base tipo PAMI está alrededor de los $20 mil y pueden llegar a pagarse $200 mil”.

¿Cuál es tu relación con colegas locales y de ciudades vecinas, qué visión tienen del comercio, de los precios?

“En el Colegio Óptico tenemos un referente de precios y nos vamos consultando porque con esta locura uno pierde la noción de la realidad; fue todo muy cambiante y, uno llega a preguntarse ¿y esto quién me lo compra? Es la realidad. El Colegio sirve para esas consultas y para defender al gremio que a veces está con el tema de las campañas políticas con las cuales hemos tenido disgustos, pero, por suerte, el Colegio responde porque muchas veces son campañas que vienen sin un profesional al frente y, manejadas de esa manera son peligrosísimas porque a veces vienen aumentos increíbles para criaturas de 12 años que uno dice qué hicieron acá.

En esta zona hablo con muchos colegas de municipios y más allá de las diferencias poblacionales, todos estamos trabajando bien”.

¿Cuál es la moda que se viene para el verano 2023-2024?

“Anteojos no curvos, todo plano, grande y puntudo; a full los filtros UV, polarizados, protección al sol”.

¿Alguna recomendación en este sentido?

“El sol está haciendo mal. Que la gente sea consciente y se proteja con anteojos de óptica; no es un tema de competencia comercial porque el rubro se achica si lo compran en un kiosco; los lentes vendidos en la calle y en kioscos tienen aberraciones, es decir, una deformación que pueden producir un defecto visual que a la larga se hace propio”.  

¿Un mensaje final?

“A la Cámara agradecerle la compañía de todos estos años porque para mí crecimiento comercial me orientó muchísimo y fue un tutor en muchas cosas.

Y a la gentes respecto de una idea de futuro decirles a todos que no tengan miedo porque la realidad Argentina va y viene y, siempre hay manera de acomodarse, pero, hay que ser cautelosos y responsables porque vamos a salir adelante, hay que ponerle garra”.

“La Óptica de Flor Matutis” como se la conoce en las calles, en Facebook también se la encuentra así, pero en Instagram es, laoptica_carloscasares y siempre está de puertas abiertas al cliente, como la Cámara a los socios.