Ayer, el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), que publica cada mes el Banco Central (BCRA), subió en 2,9 puntos porcentuales las expectativas de inflación con respecto al mes anterior, colocándola para el final del año en un piso del 30%, el doble de la irrisoria meta inicial del 15%
La imagen es como la del burro persiguiendo la zanahoria: a cada paso, en cada jornada, cada mes que se corre tras la inflación esta se aleja un poco más. Ayer, el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), que publica cada mes el Banco Central (BCRA), subió en 2,9 puntos porcentuales las expectativas de inflación con respecto al mes anterior, colocándola para el final del año en un piso del 30%, el doble de la irrisoria meta inicial del 15%.
Preocupa además que para 2019 la expectativa de inflación alcance el 20,2% interanual, tres puntos por arriba de la meta fijada por el Gobierno en el acuerdo con el FMI, mientras que recién para 2020, se anhela la irrisoria pauta de 2018: 15%, dos puntos por arriba del objetivo de 13% fijado ante el Fondo.
Con respecto al precio del dólar, que en lo que va del año se apreción un 60% con respecto al peso, los analistas se ilusionan en que estará a $30,3 en diciembre, aunque en el mercado de futuros ya se cotiza por encima de los $33.
Con respecto a la tasa de interés, los participantes del REM vaticinan que durante julio la tasa de política monetaria se mantendrá en el 40%, aunque en el mercado secundario se dispararon hasta llegar al 72% anual para el plazo más corto, tras una serie de medidas monetarias anunciadas por el Banco Central para intentar contener la corrida cambiaria y evitar la fuga de los mercados hacia el dólar. Pese a esto, la devaluación avanza y el dólar registra bajas ínfimas y efímeras.
El cóctel (devaluación, inflación y tasas altas), que alienta la especulación financiera, es letal para todos los que no nos subimos a esa bicicleta: hunde nuestro poder adquisitivo, desestimula el consumo, caen las ventas, empuja a la desaparición del mercado interno y esa miseria se derrama sobre las PyMes, comercios e industrias empujadas al cierre y los despidos, castigadas por costos de todo tipo, presiones impositivas y sin posibilidades de acceder al crédito. Con esas semillas lo único que puede germinar es aquello que el Gobierno prefiere no nombrar, lo que ya vivimos, lo que agoran los economistas, lo que habría que evitar: recesión con inflación. Resumido en esa fórmula horrible, con efectos más horribles: estanflación.
La pelea por los salarios
Frente al contexto inflacionario, el sindicato de Empleados de Comercio logró una suba salarial del 25% para todo el año y, aunque torció la pauta inicial del 15%, quedó por debajo de la inflación prevista para fin de 2018. La suba está en línea con lo pactado por otros gremios, como Camioneros, Gastronómicos y Alimentación.
Fuente: Telam