El fin de semana pasado se realizó la 44º Edición de la peregrinación a la Virgen de Luján y como sucede todos los años, una delegación casarense participó de la misma.
Fue el padre Federico Grote, fundador de los Círculos Católicos de Obreros, el primero en organizar peregrinaciones al Santuario de Nuestra Señora de Luján. En la primera peregrinación, realizada el 29 de octubre de 1893, fue acompañado por unos 400 hombres con banderas argentinas quienes prometieron concurrir todos los años a pedir a la Virgen protección para la obra. Tres años después, los peregrinos sumaban 3000. Esta peregrinación se ha realizado ininterrumpidamente hasta nuestros días.
Hoy en día, miles de fieles y seguidores de la Virgen de Luján realizan una procesión de más de 50 kilómetros para dar gracias y también pedir a la patrona de Argentina, Paraguay y Uruguay.
Una de las integrantes de la delegación casarense contó a Portal El Toro “Ves cosas insólitas como mamas con carritos y bebes, personas en ojotas o hasta vimos a uno con las rodillas vendadas, ingresando a la ciudad”.
Sobre el estado del cuerpo y la fatiga que te produce caminar tantas horas, nos contaba “A mitad de camino se empieza a sentir el cansancio, te duelen las piernas, la espalda, sentís que no llegas”.
Según informaron a Portal El Toro, tardaron entre 11 y 16 horas en llegar “cada uno iba a su ritmo”.
La virgen de Lujan en la historia argentina
El primer santuario dedicado a Nuestra Señora de Luján se inauguró el 8 de diciembre de 1763 y en él hicieron profesión de fe y se encomendaron buena parte de los próceres argentinos durante la época de la emancipación: Manuel Belgrano, José de San Martín, Cornelio Saavedra, Domingo French, Nicolás de la Quintana, José Rondeau, Juan Martín de Pueyrredón, Ramón Balcarce, Martín Rodríguez, Estanislao Soler, Manuel Dorrego, y otros líderes y caudillos de la independencia le tributaron el homenaje de su reconocimiento.
Al dirigirse al Paraguay al mando de una expedición, Manuel Belgrano se detuvo en Luján varios días, mandó celebrar una misa cantada el 27 de septiembre de 1810 e hizo varias visitas a Nuestra Señora en el camarín.
Además de rendirle homenaje por su participación en la gesta de la independencia, Belgrano era recordado con especial afecto por haber residido en Luján durante 1814 y haber consagrado trofeos de guerra a la Virgen de la villa. Entre ellos se cuentan las dos banderas de división realistas arrebatadas por el Ejército del Norte al ejército del general Pío Tristán en la Batalla de Salta, y que Belgrano destinó a Nuestra Señora de Luján en acción de gracias por su protección.