Este 10 y 11 de feberero, las playas de Claromecó, Reta y Orense fueron escenario de la 62 edición de las «24 horas de la Corvina Negra», el concurso de pesca en aguas abiertas más grande del mundo. El ganador fue Pablo Fernández de Tres Arroyos.
Con una merma en la cantidad de inscriptos, en esta edición de las «24 horas de la Corvina Negra» participaron 3137 pescadores. Este año volvieron a aparecer las corvina negras ya que en ediciones anteriores al no salir ninguna resultaba ganador quien lograba capturar una blanca.
Esta edición, el concurso repartió más de 180 millones de pesos. Pablo Fernández de Tres Arroyos, logró el primer puesto con una corvina negra de un peso de 2.928 kilos y ganó el premio mayor, una Toyota Hilux 0 kilómetro 4 x 4.
El segundo puesto fue Agustín Miqueleiz, también de Tres Arroyos, con otra corvina negra de 2.552 kilos, haciéndose acreedor de una Toyota Hilux 4×2 cero kilómetro y el tercero, con un Toyota Etios.
“Participé 35 años seguidos, hacía cuatro que no venía y en esos 35 años no me paso nunca sacar una corvina, hay que buscarla y alguna vez te puede tocar, estoy muy contento”, expresó Fernández a LU24.
Y agregó: “Le agradezco a mi viejo haberme enseñado de chico, por eso estoy hoy con uno de mis hijos y trato de motivar la pesca porque es un deporte de lo más sano que hay, es indescriptible, por lo que tengo una alegría enorme”.
En la variada el primer lugar será premiado con un Toyota Etios cero kilómetro, mientras que los dos vehículos restantes serán sorteados: entre todos los participantes una Toyota Hilux 4×2 cero kilómetro y entre los que se anotaron de forma anticipada (2537) un Toyota Etios cero kilómetro.
Además de los vehículos esta edición repartirá cerca de 80 premios más, entre los que habrá electrodomésticos de primer nivel, artículos de pesca y camping y diferentes obsequios más que interesantes.
La historia de las «24 horas de la Corvina Negra»
El concurso de pesca, organizado por el Club de Cazadores de Tres Arroyos, denominado “24 horas de la Corvina Negra” tuvo su primera edición el 17 de febrero del año 1962 en la costa atlántica del partido de Tres Arroyos, con epicentro en la localidad de Claromecó.
Según se indicó el objetivo inicial de este concurso fue premiar al participante que lograba pescar la corvina negra de mayor peso y con esa intención se acercaron a la costa tresarroyense.
En la primera edición se inscribieron 58 personas, donde se destacó Ever Chachero, quien durante la segunda jornada del año 1962 logró pescar una corvina negra de 19,300 kilogramos, convirtiéndose así en el primer campeón del concurso.
Con el correr de los años el concurso fue creciendo en inscriptos superando en el año 1978 las mil cañas, para llegar al récord de inscriptos en el año 1987 con 6.862 pescadores, cifra que algunos consideran récord mundial de anotados en este tipo de concursos.
«Intentamos inscribir el torneo en el récord Guiness, porque supera a uno de México que dice ser el más grande a nivel mundial, pero tiene 2000 participantes. Nosotros hemos llegado a superar los 6000 inscriptos», dice Horacio Pesalaccia, vicepresidente del club Cazadores, entidad que organiza el concurso.
La corvina negra del Mar Argentino, una especie única
Hablar de corvina negra es referirse a una especie muy buscada en la pesca comercial y deportiva, tanto que en algunas zonas costeras de Brasil llegó a registrarse una sobrepesca que motivó que su preservación se encuentre en riesgo.
Para quienes lucran con la actividad, la abundante carne que puede obtenerse de los ejemplares que alcanzan un tamaño superior al metro y medio de largo y hasta unos 50 kilogramos de peso es rédito seguro, y para aquellos que lo hacen por deporte, sus dimensiones aseguran una buena fotografía victoriosa.
Hasta ahora se creía que este pez pertenecía a una única especie (Pogonias cromis) y su distribución estaba definida en las costas del océano Atlántico Norte -de Estados Unidos a América Central-, y en las del Atlántico Sur, desde Río de Janeiro hasta la zona cercana a Bahía Blanca, dejando un vacío de unos 8 mil kilómetros entre un punto y otro.
Sin embargo, un estudio de investigadores del CONICET de reciente publicación en Plos One reveló que la que habita en los mares de América del Sur es de una especie distinta a aquella. Y el disparador fue un sonido.
En efecto, cuando se siente atacada la corvina negra lanza un ruido de alarma. Es por eso que se la suele llamar black drum, el término en inglés para decir tambor negro. Recientemente, un grupo de investigadores uruguayos analizó ese sonido y sus mediciones determinaron que es muy distinto en cantidad de pulsos el que emiten las del norte y las del sur.